Unos renacuajos de sapo partero

De tal manera que todo empezó con los renacuajos. Con la compra del acuario, motor, medidor del PH y demás utensilios, fuimos aprendiendo -a base de ensayo y error, claro- a cuidar a esos pequeños anfibios.

Vimos la metamorfosis casi paso a paso (se nos murieron, por una intoxicación de taninos -producida al meter en el agua un tronco demasiado verde- y tuvimos que recibir una "nueva remesa") pero, al final, lo conseguimos.











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