El corazón de los animales

Uno de los alumnos de 4ºA, Lorenzo, los tenía en casa y quiso compartirlos con nosotros. Trajo su pecera pequeñita y, desde ese momento, les empezamos a cuidar nosotros también.  Al llegar el verano, me los traje a casa y decidí cambiarles de vivienda. Aproveché una pecera mucho más grande e hice el cambio: Difíciles de ver, ¿verdad? Copulando, que les gusta mucho Sus ojitos, mirándome Pues bien, fue un error. Se me murieron. Parece ser que el índice de salinidad es fundamental (que viene regulado en su bolsita, con los huevos, y preparado para un espacio reducido). Así que, ya sabéis. A no cambiarles de casita. Aunque esté muy muy muy marrana. Walter